#ElPerúQueQueremos

Mal-intencionada, Rosario García-Montero

Publicado: 2011-07-14

Fotos: Rockcine

Entrevista: McZorro

Soy el último en entrevistarla. Así es cuando eres de un medio que no es periódico o televisión, pero está bien. Prefiero tenerla sola, así poder conversar más latamente sobre el cine, su visión del mismo en el país, su ópera prima, Berlín. 'Las Malas Intenciones' es la primera película que realiza Rosario, egresada de la Universidad de Lima, que luego cultivaría una semilla cinematográfica en Nueva York, para finalmente hacerse conocida en el mundo con sus tres primeros cortos, y recientemente en el Festival de Berlín, en la sección Generación KPlus. En la película nos muestra a Cayetana, una niña de 8 años que crece en el Perú justo a puertas del brote terrorista en los 80s. Claro que poco a ella le importa, ya que la verdadera amenaza a su pacífica vida está dentro de su madre, gestante, en la figura del hermano que en nueve meses llegará al hogar a robarle su lugar de hija única. Es así que, excéntrica ella, decide que el día de su muerte será justo el día en el que su hermano menor nazca, llevando a la película tanto por recovecos lúdicos y fantásticos, como macabros y distorsionados. 'Tierna' la película, potente el trailer. Larga la espera. No, la que esperé para la entrevista no, no tanto, pero sí la que he llevado hasta el estreno de esta película, un proyecto que tomó siete años en concretarse y que por fin verá pantalla grande a finales de año, el 6 de octubre, en nuestra capital, aunque si somos desesperados, como yo, podemos verla meses antes, en el Festival de Lima en agosto.

Ya me toca hablar con ella. Me siento, ella se acerca. Es mucho más alta que yo, no lo había notado, imponente su presencia, su aura. Pero su voz más bien tiene una cadencia suave, soñadora, un discurso que se va por diferentes caminos al entrevistarla. No me gusta llevar guía de preguntas, pero suelo llevar una hoja con datos sobre la entrevistada, biografía y otras entrevistas que se le hayan hecho. No las necesité. La conversación fluyó libre, sola, amena, entretenida. Rosario García-Montero tiene ideas claras, lúcidas, pero asidas casi lúdicamente, entre risas y optimismo. Ya, me apuro. Parece que mi entrevista no podrá ser tan larga como pensé, la productora me comienza a apurar. Ya voy, ya voy.

Estamos emocionados por la película. Yo por lo menos he estado siguiéndola desde el...

El Talent Campus, claro. Allí fue donde empezó todo. Allí ya tenía el guión. Para mi escribir el guión fue todo un tema, como me demoré tres años... Recién una vez listo empecé a aplicar a fondos.

¿Y por qué fue tan complicado este proceso de hacer el guión?

Porque cuando haces cortos, no tienes la menor idea de cómo harás para pasar a los largos, esa transición. Te enseñan a hacer cortos y eso es lo que aprendes, a crear historias de quince minutos. Entonces me preguntaba: ¿cómo se hace un guión de largometraje? ¿Alargas una de quince o haces muchas historias, como muchos cortos? Entonces, era alargar, y yo no sabía. Empecé a escribir de la nada y, es más, empecé de escribir en inglés. Totalmente confundida... Y cuando ya tuve el guión era la de 'ya, por fin'. Me metí a estos talleres (de guión) y allí fue el momento en el que me di cuenta que todas las personas que siguen cursos de guión manejan fórmulas bien cerradas de escribir. El plot point y la no se qué, el giro y esto y lo otro. Entonces casi me botan de la clase, literalmente. No entendían mi película. La había hecho tan rara. El profesor había visto mi corto, felizmente, en un festival y me dijo: 'mira, la verdad, mejor salte (del curso). Tiene algo tu guión que yo, como profesor, hubiera tenido la necesidad y bestialidad de corregir. Pero te ligó'. Y es paja que un profesor te diga eso. Casi es como si te dijera, 'sigue sola por el mundo, porque te va a ir mejor que si te ponemos una fórmula de cómo hacer un guión'.

En las escuelas y las universidades te enseñan a ser muy estructural, formal. ¿Qué opinas tú de la enseñanza de cine como carrera?

No sé. La carrera es importante, hay cursos que me parecen cruciales, pero no sé si los dedicados a guión específicamente. En el curso en el que desarrollé mi corto 'Are You Feeling Lonely?' (2004), el profesor había estudiado guión en Columbia, por lo que era un guionista y director de fotografía. Esa es la combinación perfecta para ser un buen director, por un lado lo visual, y por el otro el guión. El resto de profesores se dedicaba más a lo narrativo, este tocaba todo. Era una maravilla. Allí fue donde realmente aprendí sobre el guión.

¿Cómo fue el proceso de escritura de este guión, el de Las Malas Intenciones?

Me parece que el guión empezó erróneamente con que yo quería hacer una historia sobre la construcción de una piscina. Y la piscina ahora está un 20% en la película. Quedó en nada (risas). Pero siempre hay la excusa para escribir otra cosa. Yo siempre he sentido que mi principal problema a la hora de escribir es la columna vertebral, nunca he sentido que tengo fuertes estructuras. Siempre me enamoro de un personaje y quiero seguirlo a todos lados. Para un guión de corto, eso puede funcionar, pero al meterte a un largo, no. Entonces, el embarazo de la madre salía como un eje, la construcción de una piscina, otro eje, toda esta cosa de la fecha de expiración, también otro eje. Empezaba entonces a crear muchos ejes, y entonces en edición uno de los principales ejes salió, porque contaba la historia igual, sin el tema tanto de la piscina. Ahora los de la piscina se van a morir porque se van a enterar que no salen (risas). No, sí salen, sólo que en pocas escenas.

Pero, ¿las sacaste porque no funcionaban o...?

No, ¡lo que pasa es que tenía corte de tres horas! Y todas las escenas eran lindas, maravillosas. Hay una en la que casi lloramos porque la sacamos, una del taller mecánico. Pero, ¿qué se va a hacer? Mientras no te destruya y puedas avanzar la historia, ya. Una de las cosas que haces cuando no tienes la plata para hacer la película es revisar el guión. Me salvó en cierta manera tener todas las escenas importantes interconectadas. Si sacabas algo de allí, no se entendía nada. En post-producción estaba relajada porque todo lo importante estaba súper protegido. Pero estas otras escenas más decorativas, lindas, sufrieron, porque al final, ¿qué prefieres? ¿Sacar la linda que no dice nada o algo que va a afectar la historia? Allí es donde decides sacrificar todas esas con grúas, todas esas cosas que uno dice 'uy, que lindo'.

Cuando cortas escenas debe doler como director, ¿cómo tomabas esas decisiones?

Lloraba cada vez que... ¡no mentira!

Cortar esas escenas que te han tomado tanto tiempo hacerlas, escenas enteras.

(Risas) Cuando cortaba escenas me ayudaba mucho el hecho de que, por ejemplo, no hubieran quedado tan perfectas a nivel de puesta en escena. De esas ya estaba medio desenamorada, entonces cuando las sacamos dije 'ya, todo bien'. Si habían problemas de movimientos de cámaras, cosas así, las podíamos obviar. Luego, me di cuenta también de que cuando reduces los textos de algunas personas, los personajes crecen. Hay personajes en la película que han crecido muchísimo, diciendo menos. Es una cosa que acabo de descubrir (risas). Se vuelven mucho más omniscientes, más protectores, más heróicos, porque dicen menos cosas, y están más acompañando, escuchando.

Tal vez dan una mayor posibilidad de interpretación al público.

Exacto, puede ser.

¿Cuánto de ti hay en Cayetana, la protagonista?

Empieza la premisa siendo mía, porque yo viví en Chaclacayo y yo era asmática. Esas cosas siempre te ayudan. Pero llega un punto donde la realidad es terrible, es una pared. Entonces yo tenía que volar y tratar de independizarme de eso. Desde chiquita yo vivía en Chaclacayo, pero estudiaba en un colegio por acá (Miraflores). Legaba tardísimo, siempre sentía que vivía atrasada, esa sensación de llegar al colegio y dejar cinco páginas en blanco para luego ponerse al día. Esa idea de 'vivir atrasada' me parecía interesante. Además, al atravesar todo Lima e irme por la carretera, Vitarte, Santa Anita, mercados de fruta, qué sé yo, estar horas viajando me hacía ver un contraste del Perú, tenía el privilegio de ver todo. No necesariamente estar en un sólo distrito y quedarme allí. Veía el contraste total y contar eso me parecía importante.

Y en cuanto a miedos, inquietudes, ¿crees que el personaje te ha servido también como una especie de desfogue?

Claro, es un proceso catártico, siempre. Después de esto ya superé la infancia (risas). Ahora sigamos adelante, muchachos. Es que son historias con las que tienes que estar tanto tiempo, te toman tanto tiempo que no es como, por ejemplo, yo hace tiempo tenía una banda, hacías una canción y ya. Son 7 años que vas a estar con un guión, producción, promoción y todo. Realmente tienes que estar convencida de tu proyecto. Yo quiero contar esta historia y todavía sigo contándola.

Pasando a las influencias, ¿cuáles han sido tus referentes por el lado narrativo y el estético también?

Yo creo que tuve influencias más que todo en personajes. Te menciono a Buñuel, por ejemplo, o Las noches de Cabiria de Fellini, que sigue a la prostituta toda la noche, lo bueno y lo malo, la sigues, te cae bien, te cae mal luego. Es un viaje con ella. Este es un viaje con Cayetana, te lleva a lugares rarísimos y siempre estás con ella. No creo que tenga influencias, por otro lado, de alguien del cine peruano, como me preguntaron en la entrevista anterior. Claro, sé que Álvaro (Velarde) maneja el absurdo, que es algo que me gusta. Como Buñuel en El ángel exterminador, esas cosas ridículas, pero que son muy solemnes, todos en ese cuarto, pero que nadie sabe porqué no pueden salir. Están todos muy serios, la cabra pasa, y todos muy elegantes (risas). Eso es lo divertido también en Cayetana, que dice que se va a morir el día que nazca su hermana, y eso es un disparate. Estás con ella, la acompañas, es todo muy solemne y te ríes también. Eso es un experimento del punto de vista, vamos a ver si funciona.

¿Ese humor negro de dónde sale? Mencionaron a Kaurismaki, y sí, hay algo allí en los personajes. En lo absurdo, los Coen.

Fargo me gusta. Pero no me gusta todo el trabajo de ellos (los Hermanos Coen), cositas. Pero hay personajes encantadores que, de repente, nadie los vio en Fargo, por ejemplo el que hacía las estampitas. Esas cosas ridículas me atrapan, esos minúsculos detalles, yo quería hacer una película con eso. De esa clase de personajes, border, que más que aislados se sienten... ¿cómo es la palabra?

¿Outsiders?

Claro, pero es que ellos se sienten eso. No es que la familia la maltrate ni nada, pero como ella lo cree, y estamos en su punto de vista, estamos con ella.

¿Y el conductor del taxi es Morgan Freeman en Miss Daisy?

No.... Verdad, ¿no? (risas) Yo quería un chofer, pero él no manejaba, entonces lo tuvimos que mandar a clases de manejo. Él era profesor de gimnasio, Melchor. Y nunca había actuado, no tienes idea de la cantidad de ensayos que tuvimos. Pero él también es de esos personajes en los que menos texto, agrandaba el personaje. Y quedó bastante bien. La gente me decía 'este ha manejado toda su vida', y yo decía 'aprendió la semana anterior'. Pero hay algo elegante en él, para mi es como si fuese un pariente, casi. Su personaje, Isaac, es uno de los más lindos. A pesar de que lo maltrata, es una de las personas que más lo influencia. El personaje de Jimena y el de Isaac son estos secundarios que son como sus protectores, aunque ella siempre los trate así. Te das cuenta después, cuando ya no están. A pesar de que Cayetana sea toda arrogante y pretenda no necesitar amor. Dice que no los necesita, pero sí los necesita.

El terrorismo ha estado presente en el cine peruano desde los 80s, pero se siente un quiebre en su presencia. Ahora aparece más como un contexto, un antecedente, quizás, en el caso de Paraíso, mientras en tu caso aparece más bien al final, como un consecuente. Yo veo más bien un quiebre de la inocencia de ella que justo llega con el quiebre del terrorismo en la capital.

Sí, exacto. Para mí la película deja el terrorismo ahí, al lado. Siempre está en el espacio en off, es un juego de atmósfera, una cada vez más cercana, pero nunca está aquí, en frente. Siempre ves un fuego, o algo así, pero han estado aquí hace un ratito, pero no los ves, siempre están a la vuelta de la esquina. Me gustó jugar a eso, a que la ciudad perdiera espacio con el terrorismo, mientras Cayetana perdía espacio con su familia, con el embarazo, con esta barriga que crece. Siempre están estos dos elementos narrativos, y la idea es que en el climax justo nazca el hermano, y el terrorismo 'nace', muestra un poco su cara. Pero ahí no más.

Tu película ha aplicado a un montón de fondos, y con ellos es que has podido hacer tu película. Has ganado dos veces Conacine, en el 2008 y este año para Distribución. ¿Qué tan difícil es hacer cine en nuestro país y latinoamérica en general?

El problema con mi película es que yo quise hacer una que no era muy barata. Tu puedes filmar con un fondo, luego te plantas un tiempo hasta conseguir más, así lo hace la mayoría de gente, pero como trabajé con una niña de siete años ese proceso no iba a funcionar para mí. Ahora con Conacine hay más fondos, ya no hay cuatro ganadores sino cinco, siento que la plata ha subido un poquito, van mejorando. Ahora con el Ministerio de Cultura siento que se están involucrando. Ya tienen conferencias de prensa, grandes, y quieren ellos participar del lanzamiento de la película, lo cual me parece increíble. Igual puedes hacer una película con dos fondos, tres fondos. Ahorita, donde yo estaba, en el Festival de Los Angeles, habían películas de un fondo. Pero las van a filmar al África y se meten a un taxi con una cámara así a lo loco. Y eso también es divertido, si haces una primera película así. Sencillamente tienes que tener unos técnicos de primera que estén ahí y buenos actores. Yo también, me encantaría hacer una cosa mucho más chica. Pero también me da miedo cuando pierde calidad la imagen. Me gustaría que salga algo íntimo y bonito. (Risas) Ese es el truco.

Bueno, tu mencionaste La Ciénaga de Lucrecia Martel y, no es una película fea, pero tiene una estética bastante cruda.

Crudísima. A mi eso me parece técnicamente perfecto. Claro, ¿para qué refinarnos más? Si lo que quieres es mostrar la decadencia de estas mujeres, ex personas famosas, no, me parece una estética. No sé que tan barata ha sido esa película. También depende de si quieres buscar esa cosa 'fea'.

Ahora, Lucrecia Martel que estuvo el año pasado aquí en Lima recuerdo que dijo que el cine en latinoamérica estaba reservado para una pequeña burguesía, por lo mismo que es difícil hacerlo.

Pero por ejemplo, cuando hemos ganado en Cinacine también había cine regional. Y con éste surgimiento ya se cuentan historias de todos lados. Si tal vez hubo un tiempo en el que las cosas eran así, pero ya hay una variedad.

El cine digital tal vez ayuda, también.

Sí. La mía también es en digital. Ya no se puede ser purista y decir cine, cine, cine, cine. Estrené en Berlín en digital, no lo puedo creer, pero así fue. Y le fue bien. Yo ya no me doy cuenta cuando veo una de 35 y una de digital, así me pasa. Esto es una vergüenza, pero lo tengo que admitir.

¿Le temes al público peruano? Las películas peruanas están relegadas a pocos cines, han tenido poco público en los últimos años. ¿Con qué expectativas ingresas a cartelera?

Siempre realistamente, pero creo que el personaje de Cayetana, más que contar una historia de Perú, estoy contando la historia de esta niña, de su fecha de expiración, el hermanito. Hasta ahora ha tenido buenos resultados en todos los países, y la gente lo entiende. Con súbtitulos al rumano, la gente se ríe. Y es en los mismos momentos, no es que uno suele pensar 'uy, barreras culturales': para nada. Y más aún, aquí dentro, esta barrera cultural no debería aparecer, este es el momento para que la gente lo capte todo. De repente el personaje de Cayetana los va a seducir. Un personaje raro y divertido.

Entonces el 6 de octubre, ¿no?

Sí, y estará en el Festival de Lima también, en competencia oficial.

Le haremos la publicidad necesaria entonces, queremos que le vaya bien. Gracias por la entrevista.

Gracias a ti.


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