Esto de inaugurar obras inconclusas parece estar de moda. Primero, el Tren Eléctrico, luego el Gran Teatro Nacional, finalmente el Estadio Nacional (sólo por mencionar las obras inconclusas más grandes, más memorables y publicitadas, porque mencionar las obras incompletas del último mandatario requeriría un artículo súper extenso y con más investigación al respecto). Y es que, gracias Alan García, el 'inaugurar' ha perdido totalmente sentido.

El pasado domingo fui al re-inaugurado Cineplanet Primavera y me llevé una terrible sorpresa: no estaba listo. Las paredes inconclusas, huecos sin pintar, madera saliendo de las paredes, el olor fuerte a pintura recién colocada en algunos sectores, la sensación de que aún faltaban unas semanas para terminar el mega-proyecto de ampliación. Pero los problemas no quedaban allí, en más estéticos, sino que al entrar en una de las salas nuevas, la cosa se ponía peor. Al ingresar a la sala se respiraba un denso polvo en el aire, ratificado a la hora de sentarse en las butacas recién colocadas, con tanto asiento, respaldar y mangas cubiertas por una fina polvareda. Ojo, no es una exquisitez de un espectador asiduo y quejón, que tal vez soy, sino fue un reclamo generalizado que se escuchaba en cada rincón de la sala.

Las nuevas salas estarán medianamente bien estructuradas (a pesar de un techo en las últimas tres filas, al menos de la sala a la que fui, que deformaba el sonido), pero el piso está fabricado de un material débil, hueco (creo que era madera) que hace que cada paso que se da en la sala, cada movimiento de pies, se sienta fuertemente, produciendo sonido. No son como las salas del primer nivel del cine, de piso duro de concreto.

El martes regresé al cine, pensando encontrar mejoras a puertas de 28 de julio, una de las fechas de mayor convocatoria, pero los exteriores de las salas seguían igual de incompletos, claro que ya no pude revisar los interiores, puesto que me tocó una de las salas antiguas.

Aprovecho este espacio creado para una crítica de la gran cadena nacional (es la cadena que más cines tiene en nuestro país) para recalcar el mal servicio brindado por la cadena, especialmente en el mencionado establecimiento de Primavera. Podrán eventualmente solucionar problemas de fachada, de estética, cambiar butacas, piso, o lo que sea. Pero hay un problema vigente desde hace años (que soy asiduo cliente del complejo, más por cercanía y beneficios por ser Cliente Oro, que por otra cosa): el de la logística y el manejo de recursos humanos. Gran parte de los trabajadores pareciera recién seleccionado y con poca preparación para atender al público, el ingreso a la sala en horas de alta afluencia de gente se realiza a la hora de inicio de película o 10 minutos después (según boleto), la incapacidad de controlar a la gente en las colas, de recibir reclamos de primera mano, la ineficiencia a la hora de dar órdenes y agilizar procesos de atención al cliente, son de los principales problemas, a pesar de cambios realizados en dulcería (que sí han funcionado) y el cambio de local (que definitivamente ha dado más aire). La impuntualidad es la principal característica del complejo. Y el constante "pero su película empieza en 5 minutos todavía" es aún más frustrante.

Eso sin mencionar problemas dentro de la misma proyección de películas. No es el único al cine al que voy, ya que Cineplanet Primavera se ha acostumbrado a sólo estrenar los blockbusters del momento, dejando propuestas más interesantes a otros cines, por lo que al hacer un comparativo de cines puedo decir que es en el que más problemas de proyección me encuentro (o más seguido), con desenfoques, películas mal cuadradas, sonido y demás. Problemas que son corregidos eventualmente, pero que ya arruinan el visionado de una película aunque sea por 20-30 minutos (¿aunque sea?, es un montón).

Párrafo aparte mencionar el 'sala-service' creado hace algún tiempo (aunque en las últimas semanas ya no lo veo, felizmente), una de las peores decisiones jamás tomada por el complejo, en las que un empleado podía invadir tu campo de visión de la pantalla para entregar un pedido de dulcería, sin importarle la interrupción de la película, y en los peores casos con linterna en mano.

El ser el mayor complejo de cines del país, casi un monopolio en Lima y provincias, no hace que dejen de esforzarse en dar un buen servicio al cliente. ¿Por qué crear más complejos, porqué ampliar los ya existentes, si es que no pueden todavía lidiar con problemas de logística que vienen desde años atrás? Recuerdo que en sus primeros años Cineplanet se caracterizaba por un atento servicio a sus espectadores, y era más que nada por ser una cadena joven, de carrera incipiente, queriendo dejar una buena marca en el mercado. Esos años han quedado atrás.

Soy un cliente asiduo de sus salas, pero resulta más de una inercia, de una rutina. No hagan que esta preferencia siga desvirtuándose por tan mala atención recibida cada vez que me acerco a sus salas.

Felices Fiestras, de paso, a todos.