Entrevista a Eliseo Subiela - Rehén de Ilusiones
Subiela. Su apellido divide gustos y preferencias. Hay quienes lo consideran un gran autor, otros que creen que está sobrevalorado. De lo que sí no hay duda es que se trata de uno de los máximos exponentes del cine argentino. Su cine, siempre relacionado con la poesía, parece tomar ahora un rumbo digital. Eliseo Subiela no siente ninguna nostalgia por la película, el celuloide, y sostiene que el paso a este nuevo formato es inevitable.
Entrevista: Jonatan Medina
Fotos: Rockcine
Tengo entendido que has hecho tu última película en digital. ¿Ya habías trabajado en digital?
Sí, hice la primera película latinoamericana en video digital, en el 2000 grabé en digital, pero en 10 años ha cambiado tanto.
Incluso la última la has hecho con una cámara de fotos. ¿Qué tal con la cámara?
Fantástico.
¿No tienes ninguna nostalgia por el cine?
No, por el celuloide no.
Pero para proyectarlas las conviertes a cine igual.
Lamentablemente hay que pasarlo a fílmico, que es la parte más cara, para retroceder en la historia es el proceso más caro. Sale casi más que el costo total de la película en mi caso, en el caso de Paisaje, pero bueno, hay que hacerlo las pocas salas con proyección digital.
Definitivamente, tú eres un pro digital…
¿Yo? Y es como si te dijera que estoy a favor de las máquinas de escribir de los setentas, sí claro, no es que esté a favor. Es inevitable, irreversible, imparable, ya está, se murió el celuloide.
Sientes que tu filmografía es toda una gran película, que tus películas son como escenas. ¿Cuán bueno es eso? Y si alguien te dice, por ejemplo, que puedes correr el riesgo de ser reiterativo, ¿qué le dirías a eso?
Que no, es mucho el riesgo que se corre, pero no quiere decir que caiga en ello, no. Se trata de ser coherente, te cambio reiterativo por coherente, de cualquier manera existe el riesgo, es una cosa que suelen achacarles a los autores de cine, como a Woody Allen y a muchos directores que son autores igual que yo. Por ahí te dicen repites, me aburres con lo mismo. No necesariamente, no debería ser así, son escenas distintas, hacer las mismas escenas varias veces, eso sí, es aburrido. No, lo mio se trata de ser coherente.
Sobre esa gran película, ¿qué quisieras contarnos en ella?
Te lo estoy contando, son preguntas, yo siempre digo que filmo preguntas no respuestas, pero son indagaciones, búsquedas alrededor de los temas fundamentales del ser humano: la vida, la muerte, el amor. Son preguntas que me hago a mí mismo.
De hecho tu cine tiene mucho de poesía, ¿cuál sería la relación que tú encuentras entre el cine y la poesía?
Muy directa en cuanto al lenguaje en sí, es decir, en un lenguaje esencialmente poético. En mi caso le he agregado coqueteo literario, o la poesía literaria. Pero el cine es poesía.
¿Cómo es el desarrollo del cine latinoamericano actual? ¿Estás viendo las películas del festival?
No veo todo lo que quisiera ver, pero noto crecimiento, noto cambio, es cada vez es un mejor cine latinoamericano, mucho mejor comparado con el de hace 30 años.
¿Has visto algo del cine peruano?
Muy poco, sólo vi la de La teta asustada, vemos poco cine latinoamericano en toda Latinoamérica, esto es una cosa que deberíamos resolver bien.
Con Despabílate Amor y ahora Rehén de Ilusiones, siento que tienes unas cuantas aristas de discurso político, un poquito.
Casi.
Así como de refilón. ¿Qué tienes que contarnos sobre eso, tienes alguna inquietud política?
Es inevitable tocar temas políticos, todo es político. Pero nunca de manera demasiado explicita, por ahí donde está más a la vista el tema es en Rehén de Ilusiones. Pero no deja de ser algo alegórica, no soy realista.
Ayer vi justo Rehén de Ilusiones y después de ver esa vi Las Acacias, son películas totalmente distintas, la segunda es una película mas bien minimalista. El cine minimalista está invadiendo Latinoamérica, bueno, un sector de Latinoamérica. ¿Qué opinas de este tipo de cine opuesto tal vez al tuyo?
A ver, habría que precisar a qué le llamamos minimalismo.
Es un cine con pocos espacios, pocas acciones, pocos diálogos…
Mientras no se vuelvan “tediometrajes”, todo bien. Depende, si está bien hecho, mal hecho. A mí me gusta el cine que cuenta una historia, el cine que tiene emoción. Yo no soy minimalista, obviamente. Pero no sé muy bien tampoco quéquiere decir minimalismo, me parece un concepto riesgoso, cercano al aburrimiento, me asusta un poco. Pero con esto no estoy juzgando una película en especial.
¿Y cómo ves la evolución del cine argentino?
No sé, no sé a qué evolución te refieres.
Del desarrollo…
Hay de todo, hay que esperar. Borges decía que el mejor antologista es el tiempo, dentro de cinco años vemos qué queda, qué quedó, de todo esto que se ha hecho. Como siempre hay el acceso de directores nuevos algunos con talento, otros no. Ya se verá quienes quedan, pero no hay un movimiento.
¿Cuál es tu posición con relación al apoyo del cine? ¿Crees que debería ser una industria con apoyo de empresas privadas o el estado debería invertir más?
Debería ser una industria, estaría bueno que sea de la industria. A mi no me parece enemiga ni del cine de autor ni del cine artístico, el concepto del cine industrial, al contrario a mi me gustaría que la gente lo viera. Me gustaría que haya una industria de cine fuerte.
¿Alguna influencia? ¿Cuál sería un referente que tengas? ¿Un director favorito?
Antiguos… La Nouvelle Vague, Godard, los polacos de los sesentas. En mis raíces están esos. Después los grandes maestros, Huston, Ford.
¿Cómo ves este festival? ¿Primera vez que vienes?
Primera vez que vengo yo, sorprendido, sobre todo por la repercusión de Despabílate Amor, en otras partes de Latinoamérica su favorita es El lado oscuro del corazón, aquí no, aquí Despabílate Amor, estoy muy contento, feliz, me emocionó mucho la proyección de la película no sólo por la sala llena, sino por la sala llena de gente joven. Muy contento.
No viniste a recoger tu premio en la primera edición del festival.
Yo no me acuerdo que pasó, no recuerdo las circunstancias, 15 años después un poco fuera de sincro, pero bien.
¿Para cuándo se estrena la siguiente película? La que estás terminando.
Me falta dinero para terminarla, ya está filmada, falta post producción. Estoy buscando financiación para terminarla. Pero supongo que para fin de año va estar lista.
¿Rehén de Ilusiones va a llegar a Latinoamérica?
Sí, espero que sí. En Argentina calculo que para Octubre.
¿Cómo ha sido el recibimiento de tus películas en Argentina?
En general, fantástico, en el caso del Hombre mirando al sudeste, El lado oscuro del corazón fueron sucesos comerciales. Desastroso, en el caso de mi primera película, por ejemplo, La Conquista del paraíso o de películas muy experimentales que hice como Las Aventuras de Dios, que la vio muy poca gente. El tema es lograr llevar a la gente a ver otro cine que no sea el estúpido cine norteamericano que hace comúnmente, ese es el gran desafío del cine independiente del todo el mundo.
¿Cómo es lo de la distribución allá? ¿Cómo se rige?
Igual que todos lados. Hay una ley que se supone que debería proteger un poco pero no se cumple.
¿Qué dice la ley?
Por ejemplo, que fija un porcentaje de cine argentino con respecto al cine americano, y no se cumple. Entonces, hay una película americana con 60 copias y te tapan todas las salidas.
El cine argentino es de hecho uno de los más prolíficos de Latinoamérica, se hacen como 80 largos al año ¿me parece?
No, este año menos me parece, pero sí se hacen muchos. Bueno, Argentina tiene una tradición industrial, es la industrial más poderosa de Latinoamérica, con México. Tenemos tradición, tenemos pasado fuerte. Pero este año se filmó mucho menos, hubo problemas financieros en el INCAA y se filmó menos. Pero filmamos, como sea.
¿Cómo se llama tu última película?
Paisajes devorados, el actor principal es Fernando Birri, el fundador de la escuela de San Antonio de los Baños.
¿Cuál es su papel?
Hace el personaje de un director, alguien que aparece en un manicomio diciendo que fue director de cine en los sesentas y la película es la investigación sobre ese supuesto director.
¿El próximo año ya está en cartelera?
Espero, espero que sí, no, seguro que sí y ojala que aquí.